sábado, 23 de marzo de 2013

NEW AMERICAN CINEMA

Mientras en Europa filmaban los jóvenes creadores de la nouvelle vague o del free cinema, el cine americano en los años 50, comenzaba también una serie de transformaciones de la mano de un grupo de directores. Por un lado estaba la llamada generación de la televisión (Stanley Kramer, Robert Altman, Sidney Lumet, Martin Ritt, John Frankenheimer...), estos aportan nuevos sistemas de producción, preocupaciones sociales y temas alternativos a los ofrecidos habitualmente por Hollywood. Muestran preocupación por historias cotidianas y realistas, realizan  sus obras más significativas entre 1955 y 1962.
Por otro lado está el llamado NEW AMERICAN CINEMA nacido en Nueva York, verdadera alternativa a Hollywood y pariente de los nuevos cines Europeos. 
Lo que caracteriza y define a esta corriente es, sobre todo, un deseo de independizarse respecto al Hollywood fabrica de estrellas y con el éxito en taquilla casi como único objetivo. Esta independencia les permite tener el control total de la película, respecto a lo artístico, presupuesto, distribución...hacen el cine que quieren hacer.
Desean apartarse de los esquemas operativos dominantes en Hollywood.
Es un cine mucho más intimista, psicológico, humano,centrado en pocos personajes y esencialmente emocional, estos cineastas muestran una marcada inclinación a mostrar un universo apegado a la realidad, aunque ésta se vea deformada, hablan de lo cotidiano, analizan  los distintos problemas que se generan en el choque entre el individuo y la sociedad, intentando acceder  a interesantes reflexiones acerca de la naturaleza del ser humano.
Este cine choca frontalmente con el sueño del ideal americano, es un  cine protagonizado por perdedores, personas que viven a la sombra de una sociedad que es incapaz de entender sus conflictos vitales, seres anónimos qué, en definitiva, se sienten confusos y a lo único que aspiran es a encontrar su lugar en un mundo que parece no estar hecho a su medida.
Tras una primera generación con figuras tan interesantes como Maya Deren (Meshes of the afternoon")o Keneth Anger, ("Fireworks") surgiría una nueva generación en la que podríamos diferenciar dos grupos, uno  que realiza un cine mas narrativo y cuyos autores se agrupan en la denominada Escuela de Nueva York con John Cassavettes como figura principal, actor, director y guionista norteamericano cuya principal pelicula "shadows" ganó el premio de la crítica en el festival de Venecia tras haber fracasado en America, y más tarde llamaría la atención de los estudios de Hollywood, es el pionero de la antitráma dentro del cine independiente, en este sentido cabe destacar también "pull my daisy" de Robert Frank y Alfred Leslle, ambos films coinciden en rechazar el guión preestablecido y abrir paso a la improvisación. A esta escuela pertenece también Jonas Mekas, Lituano, emigrado en 1949, es considerado uno de los máximos exponentes del cine experimental norteamericano, fue inspirador del movimiento "Fluxus" e iniciador del video-arte y creador de los "diarios" filmados  en los que la noción "diario" se refiere tanto al tema como al formato que implica una determinada disciplina de trabajo, parte importante de su obra muestra el entorno cultural de los años 60 y 70, especialmente en el entorno neoyorkino. Jonas Mekas realiza desde su producción artística un manifiesto fílmico; -¿qué debe ser el cine?, un cine que emerge y se desarrolla al margen de la industria cinematográfica de Hollywood, de sus intereses económicos e ideológicos.
El otro grupo tiene a Andy Warhol como figura sobresaliente.
El cine de la escuela de Nueva York, claro antecedente de lo que se ha dado en llamar cine independiente en la actualidad, se olvida del glamour, de los grandes escenarios, de fastuosos vestuarios y maquillajes y desarrolla temas cotidianos abundando aquellos considerados "tabú" por la industria establecida. Rechaza el mundo de ficción totalmente desligado con la realidad que domina en Hollywood, trata de llevar a la pantalla contradicciones e incertidumbres de la realidad, plantea cuestiones que no tienen porqué resolverse, plantea preguntas sin respuesta. Los personajes no están estereotipados sino que presentan las complejidades propias de la vida real, tienden a ser personajes débiles con los que el espectador difícilmente se identifica.

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